Descubre con nosotros la geografia de la Isla de São Miguel, la isla más grande del archipiélago, con 62,1 km de largo y 15,8 km de ancho máximo.. El área de 744,7 km2 alberga a más de la mitad de la población azoriana: 137.856 habitantes (datos de 2011). San Miguel forma parte del grupo oriental del archipiélago de las Azores junto con la isla de Santa María, situada a 81 km de distancia. El punto más alto de la isla, con 1.105 m. de altitud, está situado en Pico da Vara, a 37°48’34’’ de latitud norte y 25°12’40’’ de longitud oeste.
Visita la Isla de São Miguel, en las Islas de las Azores, y descubre este paraiso natural para hacer turismo en Portugal.
Fue probablemente entre 1427 y 1431 cuando los navegadores portugueses descubrieron San Miguel, después de Santa María. El población inicial es de la década de 1440, bajo las órdenes de Gonçalo Velho Cabral, y se hace con colonos provenientes de las regiones del Norte, Estremadura, Algarve y Alentejo. Posteriormente llegan comunidades de moros, judíos y algunos extranjeros como franceses e ingleses. Los suelos fértiles y la existencia de algunas bahías seguras hacen de la isla, rápidamente, un centro de comercio. El crecimiento económico se basa esencialmente en el cultivo y exportación de trigo y de pastel, que impulsan el poblamiento de la isla.
La capital es Vila Franca do Campo hasta el terremoto de octubre de 1522, que destruye en gran parte la localidad. Ponta Delgada asume, en ese momento, un papel fundamental, consiguiendo el título de ciudad en 1546. Los ataques de corsarios marcan el final del siglo XVI y las tropas españolas ocupan San Miguel en 1582, tras la resistencia azoriana a las fuerzas militares del nuevo rey de Portugal, Felipe II de España. Tras la Restauración de la Monarquía Portuguesa en 1640, el desarrollo comercial gana un nuevo impulso, estrechándose la relación con Brasil.
La exportación de la naranja, principalmente hacia Gran Bretaña, es la principal fuente de riqueza entre el siglo XVIII y mediados del siglo siguiente. Son de esta altura gran parte de las iglesias de ricas tallas doradas y de las casas solariegas con fina sillería que hoy deslumbran a los visitantes. La enfermedad de los naranjos, a partir de 1870, y la consiguiente reducción en su producción lleva a un brote de emigración de la población hacia Brasil y Estados Unidos.
La introducción de nuevos cultivos – piña, té, tabaco, espadaña – impulsa la expansión económica del siglo XIX. La economía de San Miguel se mantiene pujante en el siglo XX, principalmente por el desarrollo de la agricultura y la ganadería, que alimenta parte de la industria láctea. Sin embargo, a partir de 1980, el progreso del sector terciario ha sido cada vez más notable, ocupando actualmente a la mayoría de la población de San Miguel. Desde este punto de vista, el turismo es una de las apuestas más recientes de San Miguel, isla que sirve de sede al Gobierno Regional de las Azores.
San Miguel está marcada por dos áreas montañosas separadas por una plataforma de baja altitud. Denominada Isla Verde, el paisaje se caracteriza por prados extensos y manchas de bosque implantadas en los valles de los arroyos y en zonas de difícil acceso. La criptomeria se destaca en la producción forestal de San Miguel, alcanzando grandes dimensiones en el bosque denso que se puede ver en una postal típica de San Miguel. La flora original resiste en pequeños núcleos, donde especies nativas y endémicas como el brezo, la faya, el laurel endémico y el acebo sirven de abrigo a un ave muy especial, el camachuelo de las Azores o priôlo, y ayudan a componer una paleta de diferentes tonos de verde extendidos por el horizonte.
En San Miguel se encuentran las grandes lagunas de las Azores, en las calderas volcánicas de dimensiones kilométricas. La más emblemática está en Sete Cidades, lugar de leyendas y mitos que se merece el mirador llamado Vista do Rei (Vista del Rey): la vista de las lagunas Verde y Azul, divididas por un puente con arcos, asume nobleza contemplativa. El encanto continúa en la laguna de Fogo , que demuestra un carácter más salvaje. En el volcán de Furnas, la laguna ocupa una posición privilegiada y se destaca por su extensión, rodeada de vegetación exuberante, que recibe el nombre de vale Formoso (valle hermoso). Pero el desfile de lagunas continúa, tanto en Serra Devassa, como en la parte central de la isla: Santiago, Rasa, Canário, Éguas, Empadadas, Congro, São Brás … con la seguridad de que habrá siempre alguna laguna más para descubrir.
Líneas de pequeños conos volcánicos y extensiones de tierra verde y ondulada que terminan abruptamente en el azul del mar: es éste el tipo de vista de la mayoría de los miradores de San Miguel. Desde donde a veces se ven islotes junto a la costa, como en el caso del islote de Vila Franca do Campo, o el islote de Mosteiros, con su glorioso atardecer visto desde la Ponta do Escalvado. En el Nordeste, de vegetación exuberante, los miradores están equipados para preparar comidas mientras se disfruta de panorámicas excepcionales. Como la que el Mirador de Lomba do Cavaleiro brinda a sus espectadores: una amplia vista sobre toda la caldera de Povoação y sus populares siete lomas.
Las piscinas naturales de aguas calientes son uno de los prodigios de la naturaleza en San Miguel, ofrecidas “a la carta” en un menú variado. Espectaculares, en Caldeira Velha, un hilo de agua translúcida que se desliza por venas de ocre vivo incrustadas en la roca ennegrecida. Majestuosas, en la piscina de agua ferruginosa de color marrón del Parque Terra Nostra, un jardín botánico único. Recónditas, en Poça da Beija, piscinas de agua cristalina y barros tonificantes. Tranquilas, en el histórico edificio termal de las Calderas de Ribeira Grande, de 1811 y rodeado de árboles y campos humeantes. Arrasadoras, en la hidrópolis de Furnas, abrigo de decenas de fuentes termales, fumarolas y aguas carbonatadas, que la convierten en una referencia del termalismo mundial y en una fábrica de embotellamiento virtual.
Acantilados altos forrados de bosque verde, puntas negras de basalto que penetran en el mar, promontorios y suaves ensenadas, fajãs (lenguas de tierra sobre el mar) desafiantes e innumerables playas de arena volcánica gris, pincelan la costa de San Miguel, que merece una mirada y una visita relajada.
En el litoral sur, playas como las de Pópulo, Vinha da Areia y Ribeira Quente son muy populares. Pero si prefiere intimidad en el contacto con la naturaleza, le esperan las playas de Amora, Viola, Lombo Gordo o Mosteiros, entre otras. Combinando zonas de roca negra, lugares para tomar el sol y mar cristalino, encontrará las piscinas naturales en varios lugares de la isla: Capelas, Calhetas y Lagoa son algunas de ellas. Y, en la Ponta da Ferraria, como la guinda sobre el pastel, la madre naturaleza se encarga de calentar el agua del mar con aguas termales volcánicas, ofreciendo una talasoterapia atlántica en un ambiente natural único.
Entre Povoação y Furnas, Nordeste y Água Retorta, con un relieve accidentado y escarpado que termina en acantilados imponentes, los senderos que desde tiempos inmemoriales unen las poblaciones y casas a lo largo de la costa nos invitan a recorrerlos.
La dimensión de la isla y la diversidad de infraestructuras y servicios con los que cuenta, hacen de San Miguel una isla de experiencias y una auténtica puerta de entrada para descubrir el archipiélago azoriano.
En tierra, se aprecian mejor los paisajes inigualables al caminar por sus numerosos senderos. Paseos a caballo o en bicicleta son otras maneras de disfrutar de la belleza de la isla. Los dos campos de golf de San Miguel, además de la práctica del deporte, hacen posible un contacto directo con una naturaleza intacta. Para el que quiera más acción, puede optar por explorar la isla en jeep 4x4, moto de 4 ruedas o BTT. Un vuelo en parapente permite captar fotografías singulares y apreciar las bellas lagunas desde un ángulo poco normal. Descubrir el mundo subterráneo de la isla se hace en una visita a la Gruta do Carvão y hay varias secciones de escarpas equipadas para la práctica de la escalada.
En la Isla Verde se puede hacer piragüismo y otros deportes náuticos en las lagunas que están en las calderas de los volcanes. En algunas lagunas y arroyos, con el debido permiso, también se puede pescar, práctica que encuentra un paraíso a lo largo de toda la costa rocosa. El buceo, el avistamiento de ballenas y la pesca de alta mar son actividades con un gran desarrollo. En la costa norte de la isla están los lugares adecuados para la práctica de surf y bodyboard. Playas de arena volcánica como las de Pópulo, Água d’Alto y Ribeira Quente, piscinas naturales dispersas a lo largo de la isla y los balnearios termales de Ferraria y de Furnas son los sitios ideales para relajarse y recuperar energías antes de la siguiente aventura.
Descubre con nosotros todo lo que puedes ver y hacer en la Isla de São Miguel, incluyendo los mejores sitios para visitar y las actividades unicas que puedes llevar a cabo durante tu estancia en las Azores.
La ciudad de Ponta Delgada, construida en una bahía natural y con los tres arcos de las Puertas de la Ciudad, se destaca por la cantidad de iglesias y otros edificios. Entre ellos, la iglesia Matriz de São Sebastião y la de Todos os Santos se destacan en este viaje arquitectónico.
En la ciudad de Ribeira Grande es notable el juego cromático entre la mampostería blanca y la sillería, tanto de basalto como de ignimbrita. Este contraste está presente en las iglesias, como la de Nossa Senhora da Estrela, con una escalinata monumental y un singular campanario negro. Pero también está el puente de los Oito Arcos (ocho arcos) o las casas solariegas con los balcones de hierro forjado.
Los molinos de agua son testimonio de los tiempos pasados y pueden ser encontrados en varios lugares de la isla. En la Ribeira dos Caldeirões, en el municipio de Nordeste, hay un elegante ejemplar recuperado enmarcado por la belleza natural de la cascada en el arroyo con el mismo nombre.
En San Miguel nacieron símbolos nacionales como el poeta Antero de Quental (1842-1891) y el político y ensayista Teófilo Braga, elegido presidente de Portugal en 1915. La poeta Natália Correia (1923-1993), mujer destacada en los campos cívico, político y cultural, escribió la letra del Himno Oficial de las Azores, donde se canta: “De un destino con brío alcanzado /recogeremos más frutos y flores/porque es ese el sentido sagrado/de las estrellas que coronan las Azores”. En la pintura se destacan los lienzos de Domingos Rebelo (1981-1975), autor del famoso cuadro titulado “Os emigrantes”. En la escultura, son de gran importancia las obras de Canto da Maya (1890-1981). El Museo Carlos Machado, instalado en el convento de Santo André, en Ponta Delgada, es un depósito único de la cultura azoriana, con importantes colecciones de arte, etnografía regional, juguetes, arte sacro e historia natural.
La industria de la cerámica y alfarería tiene una tradición ancestral. En Vila Franca do Campo, se aplica el barro a piezas rústicas y adaptadas al uso cotidiano. En Lagoa, la cerámica se decora con dibujos en los que predomina el azul. En Ribeira Grande, todavía se pintan a mano paneles de azulejos.
De tradición agrícola surgieron los primorosos muñecos de hoja de maíz, que recrean trajes regionales. De la actividad pesquera nacieron las delicadas flores en escamas de pescado que forman flores en miniatura.
Las Fiestas del Espírito Santo son una tradición religiosa azoriana presente en todas las islas, extendiéndose de mayo a septiembre y tomando como centro neurálgico de la fiesta los llamados imperios (pequeñas capillas dedicadas al Espíritu Santo). Unida a San Miguel, la secular Fiesta del Señor Santo Cristo de los Milagros venera la imagen de Cristo que está en el Convento da Esperança, en Ponta Delgada. La fiesta se celebra el quinto domingo después del domingo de Pascua y dura tres días. Los Romeiros (peregrinos) de San Miguel es otra tradición típica de esta isla, grupos de hombre que, rezando, recorren la isla andando en la Cuaresma, visitando las iglesias y las ermitas dedicadas a María.
Saliendo de la pedanía de Ribeira Seca, en el municipio de Ribeira Grande, las Cavalhadas de São Pedro (día 29 de junio) son un desfile de caballeros vestidos con trajes de colores – con un rey, caballeros, lanceros, despenseros y cornetas – que montan caballos decorados. El Carnaval se vive con fervor en Ponta Delgada: la Batalla de las Limas es una tradición que se mantiene viva, con grupos luchando en las calles de la ciudad usando diferentes “armas” llenas de agua para mojar al adversario. Estos días festivos forman parte de curiosos bailes de gala con los foliões vestidos para la ocasión: smoking y traje de noche. Los desfiles de Carnaval se hacen un poco por toda la isla y atraen a muchos participantes.
Los bailes y conciertos de filarmónicas son frecuentes en las diferentes localidades de la isla, en especial en las fiestas del patrón de cada pedanía o localidad. La fiesta de Nochevieja en Ponta Delgada ha ganado una nueva dinámica con las Puertas del Mar, su puerto deportivo y la terminal de cruceros. Esta nueva centralidad de la ciudad también sirve de escenario para los espectáculos musicales y exposiciones y acoge diferentes bares y restaurantes, que animan la noche de la ciudad.
Entre los diferentes cultivos industriales introducidos en las Azores el más importante es el del té. Las plantaciones de Gorreana y de Porto Formoso, que aparecen en el horizonte como olas de hojas verdes, son únicas en Europa. En la visita a las fábricas-museo se aprende la historia del cultivo y la evolución de las máquinas utilizadas, antes de la merecida prueba del té azoriano.
En Furnas, las cazuelas que contienen las carnes y vegetales del cocido se meten en sacos y se entierran en el suelo geotérmico. La cocción lleva cerca de cinco horas. Antes de apreciar el sabor singular de un plato confeccionado en el calor natural de la tierra, merece la pena asistir al momento en el que brazos fuertes sacan el cocido tirando de las cuerdas atadas a la pesada cazuela.
San Miguel tiene tradición en el cultivo de frutas exóticas como la piña, la chirimoya, el araçá (fruto de la familia de la guayaba) y el maracuyá, que se comen o se usan para fabricar licores. Los invernaderos de piñas, en Fajã de Baixo, Lagoa y Vila Franca do Campo, mantienen prácticas antiguas que pueden conocerse en una visita guiada.
En la gastronomía de San Miguel abundan los platos de diferentes tipos de pescado, siempre con una característica común: la frescura. En el marisco también hay mucha variedad y curiosidades, como las clacas, un crustáceo que se cocina en agua de mar. La carne del ganado criado en los pastos es suave y sabrosa. En las entradas, la famosa pimenta da terra (pasta de pimiento) se sirve con queso fresco, pero este tipo de guindilla local se usa en varias recetas. El bolo lêvedo (bollo dulce), de Furnas, está muy extendido y puede aparecer en cualquier comida. En los dulces son famosas las Queijadas de Vila Franca do Campo. Los fumadores pueden acabar sus comidas con un puro o purito fabricados localmente.